Heroínas, las mujeres en el contexto de COVID-19: Mujeres en el sector maquilador

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H2 Maquila

 

Esta crisis es un recordatorio de la contribución esencial de las mujeres. Por tal motivo, como parte del trabajo de ONU Mujeres en el marco de la Iniciativa de la ONU “Spotlight en México” 
- apoyada por la Unión Europea en articulación con el Gobierno de México-, y con el objetivo de visibilizar el rol de las mujeres en el contexto de COVID-19 y de su contribución a la sociedad mexicana, compartimos las historias de mujeres heroínas en medio de la pandemia.

 

En un mundo desigual, una crisis sanitaria como la que estamos enfrentando afecta a las mujeres fuera de toda proporción. En México, seis de cada diez mujeres de la población económicamente activa no tienen acceso a trabajos formales.[1]

 

La capacidad de las mujeres para conseguir sus medios de vida se ve altamente afectada por la pandemia. La reducción de la actividad económica afecta en primera instancia a las trabajadoras informales y al sector de servicios, que concentra a muchas mujeres.

 

El día que Julia* escuchó sobre el coronavirus pensó que era una situación descabellada o, al menos, “súper apocalíptica”. Se enteró el primer mes del año dentro de un salón de clases, y a partir de ese momento su vida cambió. A pesar de que es propensa a desarrollar asma, tiene que ir a trabajar para salvar otras vidas en medio de la pandemia.

 

Su trabajo consiste en hacer los tubos que conectan a los —ahora muy famosos— respiradores: “Hay dos mangueras, una verde y una transparente; trabajamos de 2 metros o de 4. A una se le pone un filtro que es como el conector a la máquina (…) al final ponemos la cánula, que es la parte que va aquí en la nariz”, señala su rostro. Ella no sabe hacia qué países llega su trabajo o cuántas vidas ha salvado, pero le dijeron que la planta de Juárez se encarga principalmente de abastecer a México.

 

H2 cuerpo

 

Los efectos socioeconómicos son graves para todas las personas, lo son más aún para las mujeres.[2]Julia* cuenta que han tenido que cubrir muchas horas extra: “Es de… tienes que venir el sábado, tienes que venir el domingo. Esta semana casi todos se quejaron porque vinieron tiempo extra y no se les pagó”. Sobre la emergencia sanitaria, Julia menciona que la empresa les dijo que podían irse a sus casas si querían, pero que “nada más nos iban a pagar 30 días y después de eso ellos ya no podían hacer nada”.

 

Los ingresos de los hombres, en general, son más altos que los de las mujeres. Los hombres prevalecen en los trabajos permanentes o a largo plazo y tienen una menor presencia en los trabajos precarios.  Por ende, existen grandes desigualdades en cuanto al acceso a la seguridad, como los seguros de salud, los beneficios de desempleo y otras medidas de protección social.  

 

“Me gusta creer que estoy haciendo algo por la vida de otras personas, pero en un punto me da miedo. Mi mamá es asmática y pues… si yo me enfermo y yo la enfermo… no sé si ella va a salir de eso. No sé si podría perdonármelo. ¿Realmente vale la pena estar exponiéndola por el salario mínimo?”. Ella no descarta la opción de renunciar.

 

*Julia es un seudónimo que usamos para proteger su identidad porque teme represalias en su trabajo.

 

Retomado - Texto original de Ciela Ávila 



[1] INEGI. Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo. Indicadores de género. Segundo trimestre 2019.

[2]ONU MUJERES. Las mujeres y el COVID-19: Cinco acciones que los gobiernos pueden adoptar sin demoras. Consultado en: https://www.unwomen.org/es/news/stories/2020/3/news-women-and-covid-19-governments-actions-by-ded-bhatia