Hasta encontrarles: la lucha incansable de las madres buscadoras

Más de 100 mil personas han desaparecido en México desde 1964, situación que ha obligado a cientos de mujeres a darse a la tarea de buscar a sus seres queridos. Las madres buscadoras viven una revictimización sistemática, por lo que la iniciativa Spotlight, en alianza con el Gobierno de México, la Unión Europea (UE) y las Naciones Unidas (ONU) apoyó al Centro de Estudios Ecuménicos, institución que trabaja para construir alternativas de vida digna para colectivos de búsqueda en el país.

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Estado de México y Guerrero, México - “Vivos se los llevaron, vivos los queremos”, el canto que representa la demanda de miles de familias mexicanas que piden: la búsqueda digna y la presentación con vida de sus seres queridos. Este problema sistemático ha reemplazado la vida cotidiana de miles de personas por una de incertidumbre, de duelo continuo y búsqueda incansable -búsqueda que ha sido liderada sobre todo por las madres. Se trata de mujeres movilizadas por la esperanza que recorren enormes distancias buscando a sus hijas e hijos —por ciudades, pueblos, carreteras, ríos y montañas.

No solo hay una brecha acentuada para acceder a sus derechos, sino que también han sido criminalizadas en el proceso. “Es imperante cambiar el sistema que revictimiza a las madres que buscan a sus familiares, cuando están ejerciendo sus derechos”, explican Ilich Avilés y Noé Amezcua, implementadores del proyecto financiado por Iniciativa Spotlight y promotores comunitarios del Centro de Estudios Ecuménicos (CEE).

Verónica busca a su hijo Diego desde el 2015: “Yo pensé que iba a encontrar rápido a mi hijo. Creí que los secuestradores me lo iban a dar, pero me mintieron. Creí que las autoridades lo iban a encontrar, pero no lo han hecho. Entonces fuimos nosotros quienes tuvimos que aprender a organizarnos”. Verónica es una de las madres que conforman el colectivo “Uniendo Esperanzas”, un grupo de 14 familias del Estado de México que se han unido bajo la lucha común de encontrar a sus familiares.

La búsqueda de personas desaparecidas requiere de una gran preparación, pues se trata no solo de caminar largas distancias sino conocer a fondo los procedimientos oficiales de las instituciones involucradas. El Centro de Estudios Ecuménicos acompaña y contribuye al fortalecimiento de diversos movimientos y colectivos. Uno de sus ejes de acción es el trabajo directo con colectivos de búsqueda alrededor del país, asesorándoles en el proceso de solidificación de sus estrategias de trabajo. Se trata, además, de un acompañamiento solidario que procura el bienestar psicosocial de las personas que integran a los colectivos. De su metodología de trabajo surgió la posibilidad de recibir el apoyo de Spotlight.

“El trabajo de búsqueda te desmoraliza. No encontrar un hallazgo te hace preguntarte qué estás haciendo mal. En ese sentido, conocer tus derechos, tener un espacio de contención y hacer propuestas comunicativas, te permite crear una política importante para México en momentos como estos”.

-Ana Paula, Centro de Estudios Ecuménicos

Al encontrar la convocatoria del Programa de Pequeñas Subvenciones de la Iniciativa Spotlight, el CEE entró en contacto con Uniendo Esperanzas (Ecatepec, Edomex) y Familiares en Búsqueda María Herrera (Chilpancingo, Gro.), para trabajar en una propuesta conjunta que respondiera a necesidades puntuales de las familias.  Con el financiamiento otorgado por Spotlight, el CEE puso en marcha una serie de talleres, encuentros intercomunitarios y grupos de apoyo psicosocial que contribuyeran a la construcción de una labor dignificada para sus integrantes.

A través de Spotlight, los colectivos obtuvieron herramientas para la comunicación con las dependencias, la realización de conferencias de prensa efectivas y la organización segura de marchas, herramientas indispensables para su labor que sin embargo nadie nunca espera tener que aprender. Como parte de la capacitación, los colectivos hicieron ejercicios para verificar la respuesta obligada de las autoridades: “Llamamos a las fiscalías y nos encontramos con la sorpresa de que no contestaron en ninguno de los números oficiales que usamos en nuestros carteles. Con el apoyo del CEE pudimos comprar un celular y ahora nosotros tenemos nuestro propio número de atención para los carteles”, dice Verónica.

Las madres buscadoras, por otro lado, necesitan espacios de contención que les ayuden a procurar su propio bienestar y combatir la revictimización a la que se enfrentan. “En el proceso de búsqueda lo primero que te encuentras es la discriminación por parte de dependencias y funcionarios públicos”, explica Ana Paula. “Seguro su niña se fue con el novio y el chavo estaba con el narco, señora”, se escucha decir entre los pasillos de las instituciones. “Sí hay una comisión que acompaña a las víctimas. Pero víctimas para mí es un término jurídico, porque las mamás no somos víctimas. Sí lloramos, porque nos duele. Pero seguimos”, nos dice Victoria.

“Nuestros hijos son mucho más que cifras o documentos archivados. Por eso necesitamos conocer al menos lo fundamental para saber cómo defendernos, organizarnos y acompañar los procesos de otras familias”, concluye Victoria.

Hoy, las cerca de 50 beneficiarias directas de la Iniciativa pueden hablar sin titubeos sobre las personas desaparecidas “como un miembro de la familia que tenía trabajo, que tenía sueños; una vida entera en camino”, dice Ana Paula. Ante un panorama que parece indicar muchos años más de búsqueda, estas madres y padres necesitan un apoyo constante.

Buscar a tu hijo en carreteras y ríos es algo que nadie tendría que verse en la obligación de hacer. Y sin embargo es la realidad de miles de madres mexicanas. Los colectivos familiares de búsqueda son el único faro de luz ante la desaparición forzada que desde hace décadas ha atormentado al país. Nos enseñan el camino, y, sobre todo, enseñan el camino a otras familias. Es esta unión de luchas es la que les permite seguir adelante —la que las llena de fuerza para mantenerse en pie. Y si bien son ellas y ellos quienes ponen el cuerpo, en nosotros está replicar sus demandas, amplificar sus voces. Porque nos falta cada una de las vidas que la violencia nos ha escondido.

“Yo soy la voz de Diego. Y a dónde quiera que yo vaya siempre diré que me falta. Siempre vamos a mencionarlos, porque son vidas las que buscamos”.

-Verónica, madre buscadora

Hoy, las madres buscadoras mexicanas son un ejemplo de la resiliencia. Estas mujeres apuestan por la vida y trabajan día con día para sanar su dolor, haciendo la labor que nadie más hará por ellas: encontrar a las personas que nos faltan.

Textos originales de:

Elena Coll Guzmán

Martina Spataro Tron