Palabras de Ana Güezmes en la Presidencia de la República en el Día para Eliminar la Violencia Contra las Mujeres y Niñas

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Saludo al señor Enrique Peña Nieto, Presidente de México, que a través del Plan Nacional de Desarrollo y el ProIgualdad envía un claro mensaje de la centralidad que tiene la igualdad de género y la eliminación de toda forma de discriminación y violencia en México. Sin duda, el tiempo de la igualdad sustantiva es ahora. Hago extensivo el saludo de ONU Mujeres a las Señoras y Señores Secretarios Integrantes del Gabinete, especialmente al Secretario de Gobernación, que encabeza el Sistema Nacional para Prevenir, Atender, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres y a la señora Lorena Cruz, Presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES).

Saludo al Gobernador de Yucatán que preside la Comisión de Igualdad de Género de la CONAGO, y a través suyo a las autoridades locales, porque el compromiso para lograr Estados, municipios, ciudades y comunidades seguras para las mujeres y niñas, es de la mayor prioridad.

Sin duda la igualdad de género y la eliminación de la violencia contra las mujeres y las niñas involucra a los tres poderes del Estado; por eso expreso mi reconocimiento a las y los Honorables Representantes de los Poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial.

Saludo a Representantes de los sectores políticos, privado, social y académico de México; a Representantes de las mujeres organizadas en sus diversas expresiones. Amigas y amigos de la prensa que nos acompañan:

En este Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, les transmito el mensaje central de nuestra Directora Ejecutiva de ONU Mujeres, la señora Phumzile Mlambo-Ngcuka: La discriminación, la violencia y la amenaza de violencia contra las mujeres y las niñas es la violación de los derechos humanos más extendida, grave –y la más tolerada– en todo el mundo.  Su presencia persistente constituye uno de los indicadores más claros de la desigualdad en nuestras sociedades, y tenemos la determinación, junto a ustedes, de hacer que esto cambie. El mundo hoy se une “pintándose de naranja” para decir que la violencia contra las mujeres y las niñas: Es inaceptable. Se puede evitar. Se puede prevenir.

A diferencia de hace 40 años, cuando se llevó a cabo la Primera Conferencia Mundial de la Mujer en México, hoy contamos con estándares de derechos humanos: 188 países en el mundo han ratificado la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra las Mujeres (CEDAW) de las Naciones Unidas, y nuestra región ha sido pionera  en adoptar la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (1994), mejor conocida como Convención Belén do Para, primer instrumento jurídico internacional vinculante específico que reconoce el derecho humano de las mujeres a una vida libre de violencia. Hay muchos avances en las leyes nacionales y en la respuesta, pero sin duda un largo camino por recorrer.

En este camino, es de la mayor importancia la prevención. La mejor manera de contrarrestar la violencia de género es prevenirla tratando sus orígenes y causas estructurales. Y por ello, felicito el liderazgo del INMUJERES como entidad rectora de las políticas de igualdad, porque la violencia es la expresión extrema de las desigualdades y la discriminación.

Y hoy quiero enfocarme en las desigualdades económicas. La discriminación que padecen las mujeres en el empleo, los ingresos, el acceso a otros recursos  tecnológicos y económicos tales como la tierra, el salario y el crédito, así como la falta de independencia económica al interior del hogar reducen la capacidad de éstas para decidir, y las coloca en una situación de vulnerabilidad y en mayor riesgo de vivir o salir de situaciones de violencia y obtener acceso a mecanismos de protección y reparación. México tiene la generación de mujeres con mayores niveles educativos, con mayor talento, y es tiempo de transformar la economía y el empleo para la plena participación de las mujeres. El tiempo es ahora. La evidencia es clara: la violencia contra las mujeres obstaculiza el desarrollo social y económico de las comunidades y los Estados. Las daña a ellas, nos ofende a todos y a todas, y es violencia contra la sociedad.

Sin duda la promoción de la igualdad de género, el empoderamiento de las mujeres y su disfrute de los derechos humanos, así como invertir en la autonomía económica de las mujeres y lograr –como decimos en ONU Mujeres– un Planeta 50-50 con plena participación y paridad en la vida privada y pública, son medidas estructurales para poner fin a la violencia.

Hoy, por primera vez, y con un claro liderazgo de México como actor global (saludo a la Canciller Ruiz-Massieu) contamos con objetivos explícitos para eliminar la violencia contra la mujer en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Para lograr esos objetivos, es necesario localizar y acelerar las actuaciones, contar con estadísticas de género para saber de dónde partimos (y destaco más de 15 años de colaboración con el INEGI, el INMUJERES y la CEPAL, y el liderazgo que tendrá México los próximos dos años –cruciales para la implementación de los ODS– al presidir la Comisión de Estadísticas de las Américas. El tiempo es ahora: Invertir todo nuestro talento, las soluciones exitosas y los recursos disponibles en las políticas públicas para el logro de la igualdad sustantiva.

Durante la histórica Reunión de Dirigentes Mundiales sobre la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres que tuvo lugar el 27 de septiembre de 2015, Usted, Presidente de México, encabezó junto a China, Dinamarca, Kenia y ONU Mujeres el evento donde más de 70 Jefes y Jefas de Estado y Gobierno manifestaron que la eliminación de la violencia contra las mujeres y las niñas es una prioridad, demostrando de ese modo no sólo el carácter universal del problema, sino también el compromiso con la soluciones de política pública. Señor Presidente, en dicha reunión usted anunció una medida que es fundamental para promover la transformación cultural y el desarrollo: una mayor corresponsabilidad entre mujeres y hombres para mejorar la distribución de la carga de trabajo en el hogar.

Sin duda, el trabajo doméstico y el cuidado no remunerado sigue siendo el impuesto oculto y más alto de las mujeres en términos económicos y de tiempo, y esta situación requiere nuestra acción urgente. Felicitamos y nos ponemos a disposición para apoyar las políticas sobre el cuidado. Sin duda serán un parteaguas para el desarrollo de México

A partir de hoy, 25 de noviembre, y hasta el 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos, inician los 16 Días de Activismo. En México, en este 2015, la campaña de los 16 Días de Activismo está dedicada a la eliminación del matrimonio y la unión temprana de las niñas en la ley y en la práctica que afecta a 1 de cada 5 niñas en México. Esta iniciativa de 12 agencias de las Naciones Unidas en México, que coordina ONU Mujeres, busca contribuir a poner fin a esta práctica nociva, a través de la armonización legislativa, las políticas de protección social y la permanencia en los estudios de preparatoria, el empoderamiento de las niñas y la aplicación de sus oportunidades. En este sentido, Señor Presidente, saludamos la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes puesta en marcha en este año. Cuente con todo el apoyo de las Naciones Unidas para el seguimiento de su implementación.  

Espero que más pronto que tarde podamos estar celebrando junto a ustedes los resultados del trabajo concertado: el acceso de las niñas, adolescentes y mujeres a una vida libre de violencia.

Estoy convencida de que si todas y todos trabajamos juntos: Gobiernos, Congresos, organizaciones de la sociedad civil, el Sistema de las Naciones Unidas, empresas, escuelas, y hombres y mujeres que se movilizan a través de los nuevos movimientos solidarios, seremos capaces de lograr un mundo más igualitario —un Planeta 50-50— en el que las mujeres y las niñas podrán vivir sin violencia.

El tiempo es ahora. Gracias