La Plataforma de Acción de Beijing: Inspiración y compromiso entonces y ahora

Ana Güezmes, Representante de ONU Mujeres en México

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“Si actuamos con decisión sabiendo que el empoderamiento de las mujeres y las niñas, y el apoyo a su plena participación pueden resolver los retos más importantes del siglo XXI, encontraremos soluciones duraderas a muchos de los problemas que tiene el mundo actualmente. De esta manera, se abordarían sustancialmente desafíos importantes como la pobreza, la desigualdad, la violencia contra mujeres y niñas, y la inseguridad.” —Phumzile Mlambo-Ngcuka, Secretaria General Adjunta de las Naciones Unidas y Directora Ejecutiva de ONU Mujeres, en su mensaje del Día Internacional de la Mujer, 2014

En la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en septiembre de 1995, las y los representantes de 189 gobiernos lograron, después de intensos debates, acordar compromisos de alcance histórico para el empoderamiento de las mujeres y las niñas y para la igualdad de género. Cuando la Conferencia llegó a su fin, se adoptó la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, el consenso para la acción más progresista para promover los derechos de las mujeres.

A lo largo de la Plataforma, se reconoce que la plena realización de los derechos de las mujeres y las niñas es piedra angular del desarrollo, la democracia y la paz. En la Declaración, los Gobiernos se comprometieron a “Garantizar a todas las mujeres y las niñas todos los derechos humanos y libertades fundamentales, y tomar medidas eficaces contra las violaciones de esos derechos y libertades; y adoptar las medidas que sean necesarias para eliminar todas las formas de discriminación contra las mujeres y las niñas, así como suprimir todos los obstáculos a la igualdad de género y al adelanto y potenciación del papel de la mujer).

La Plataforma es una ruta de acción de la Carta Magna de las mujeres, la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), —que nace con el impulso de la primera Conferencia de la Mujer en 1975, realizada en México— y que a la fecha es de obligatorio cumplimiento para los 188 países que la han ratificado.

La Conferencia logró una asistencia sin precedentes: 17,000 participantes en la reunión oficial, con presencia relevante de delegaciones oficiales inclusivas de los diferentes poderes del Estado y la sociedad civil, práctica positiva que se ha expandido a otros foros de las Naciones Unidas. Además. En la Conferencia participaron 30,000 activistas en un foro paralelo, tendiendo redes, incidiendo en las opiniones y en las comunicaciones globales, mostrando la urgencia de acelerar el ritmo hacia la igualdad para las mujeres y niñas. El aporte de los grupos feministas y las organizaciones de mujeres fue reconocido como fundante y catalizador del cambio; el documento resultante alienta a que se apoye a las organizaciones con acceso a la información y recursos necesarios, para el desarrollo de sus actividades.

Como marco para la acción, la Plataforma estableció compromisos en 12 esferas de especial preocupación sobre la condición de las mujeres y las niñas en todo el mundo [1]. Se instó a los gobiernos, al sector privado y a otros socios a que redujeran la pobreza de mujeres y niñas, a que aseguraran su derecho al acceso a la educación de calidad y a la formación. También se les instó a que protegieran su salud (incluyendo su salud sexual y reproductiva), a que aseguraran que los avances tecnológicos también les beneficiaran, su independencia económica y acceso al empleo de calidad, a que promovieran su participación total e igualitaria en la sociedad, la política y la economía. Los Estados se comprometen así con un mundo en el que todas las mujeres y las niñas pueden ejercer sus libertades, acceder a oportunidades y recursos y hacer realidad todos sus derechos, como el de vivir una vida libre de discriminación y violencia.

El proceso de Beijing desencadenó visibilidad mundial y voluntad política. Conectó y reforzó el activismo de los movimientos de mujeres a escala mundial. En el ámbito nacional se desarrollaron mecanismos nacionales para el adelanto de las mujeres tanto en el Ejecutivo como a través de Comisiones o Grupos Parlamentarios, en Unidades o Direcciones en la Administración Pública y en el Poder Judicial, tanto en el ámbito nacional como en los ámbitos locales. Asimismo, se fortalecieron los mecanismos internacionales, tales como la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer y el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer.

La Plataforma, insistió también en la planificación y presupuestación de políticas públicas con enfoque de género, y por tanto la necesidad central de contar con estadísticas desagregadas por sexo y estadísticas de género en todos los ámbitos, y en los aún no desarrollados como el uso del tiempo, el trabajo no remunerado o la violencia contra las mujeres.

En las revisiones subsecuentes, se expresó la preocupación acerca de los limitados recursos y poder de los mecanismos nacionales y regionales para el avance de las mujeres, y de los propios mecanismos de las Naciones Unidas lo que limita la plena aplicación de sus mandatos.

Cada Estado ha traducido la Plataforma en cambios concretos en cada uno de los países con impactos en la vida de las mujeres. Nunca antes tantas mujeres habían accedido a la educación, ocupado cargos políticos, contado con protección jurídica contra la violencia de género y vivido al amparo de Constituciones que garantizan la igualdad de género y la no discriminación.

Aun así, ningún país ha logrado completar la Plataforma de Beijing. Pese a los progresos alcanzados en el último siglo, las esperanzas de igualdad sustantiva, en los hechos, están lejos de verse realizadas. Las mujeres participan menos en el trabajo remunerado, ganan menos que los hombres y es más probable que trabajen en empleos vulnerables e inseguros [2]. En América Latina, en 19 países en los que se han realizado encuestas, las mujeres invierten el doble o triple de horas que los hombres en el trabajo no remunerado [3]. En enero de este año, según UIP y ONU Mujeres, el promedio mundial de mujeres en el Parlamento ha alcanzando el 22 por ciento, apenas 10 puntos porcentuales más en un lapso de 20 años, y el horizonte de la paridad aún es lejano [4]. En el mundo en desarrollo, más de una tercera parte de las mujeres se casa antes de los 18 años de edad, con lo que pierden la oportunidad de obtener una adecuada educación, desarrollar sus capacidades y quedan expuestas a los riesgos del embarazo temprano [2]. La desigualdad, incluyendo la desigualdad de género, está frenando el desarrollo, y aquellas metas del milenio que más dependen del empoderamiento de las mujeres, como la de salud materna y la reducción del embarazo adolescente, registran los menores avances [5]. A pesar del enorme progreso alcanzado en los marcos legales nacionales, regionales e internacionales, millones de mujeres del mundo reportan haber sufrido algún tipo de violencia en sus vidas [6]. Para la mayoría de las mujeres en el mundo, las leyes aún no se han traducido en mayor igualdad y justicia.

Por ello, la igualdad de género y los derechos de las mujeres constituyen una agenda global, un desafío para cada país y para la sociedad global en su conjunto [7]. La decisión de establecer ONU Mujeres en el año 2010 refleja la inquietud en el mundo y en cada país por la lentitud del cambio. ONU Mujeres trabaja en estrecha articulación con las mujeres y sus organizaciones, con los hombres, personas jóvenes, los Estados, la sociedad civil, el sector privado y todo el sistema de las Naciones Unidas para impulsar políticas públicas con el fin de acelerar el cumplimiento de los compromisos internacionales en materia de igualdad de género y empoderamiento de las mujeres.

Los países con mayores niveles de igualdad de género presentan un mayor crecimiento económico. Las empresas con más mujeres en sus juntas directivas obtienen más beneficios. Los parlamentos con más mujeres debaten un mayor número de cuestiones y adoptan más legislación sobre sanidad, educación, no discriminación y asistencia. Además, los acuerdos de paz alcanzados por hombres y mujeres duran más y son más estables.

El Secretario General de las Naciones Unidas ha declarado que apoyar el progreso más rápido de las mujeres no es sólo moralmente correcto, sino que tiene buen sentido político y económico [8]. En el nuevo milenio, no podemos entender el desarrollo sostenible en su triple dimensión (económica, social y ambiental) ni la democracia en nuestro mundo global y local sin la plena participación de las mujeres y la igualdad de género como requisito, compromiso, y lo que es más importante: como resultado.

El Consejo Económico y Social en su Resolución 2013/18 ha instado a los Estados a que emprendan exámenes nacionales exhaustivos sobre los progresos alcanzados y las dificultades enfrentadas en la aplicación de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing. Cada país ha presentado un informe [9] que será consolidado en uno regional por las comisiones regionales, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en nuestra región. Los exámenes nacionales y regionales contribuirán al examen y la evaluación mundiales que ONU Mujeres preparará y presentará durante el 59º período de sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CWS-59).

ONU Mujeres impulsa una campaña para impulsar la visión de la Conferencia Mundial sobre la Mujer de Beijing. Nuestros objetivos son claros: un compromiso renovado, acciones reforzadas y un aumento de los recursos para alcanzar la igualdad de género, el empoderamiento de las mujeres y el cumplimiento de los derechos humanos.

Juntas y juntos podemos alcanzar la igualdad entre mujeres y hombres. ¡No hay tiempo que perder!

Empoderando a las mujeres. Empoderando a la humanidad. ¡Imagínalo!


Notas:

1. Doce esferas de especial preocupación sobre la condición de las mujeres y las niñas en la Plataforma de Acción de Beijing: La mujer y el medio ambiente; la mujer en el ejercicio del poder y la adopción de decisiones; la niña; la mujer y la economía; la mujer y la pobreza; la violencia contra la mujer; los derechos humanos de la mujer; la educación y capacitación de la mujer; mecanismos institucionales para el adelanto de la mujer; la mujer y la salud; la mujer y los medios de difusión; la mujer y los conflictos armados.

2. ONU Mujeres. El Progreso de las Mujeres en el Mundo 2011–2012Entidad de las Naciones Unidas para la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, ONU Mujeres. 2011.

3. ONU Mujeres, INMUJERES, CEPAL e INEGI, 2014, Cuadríptico sobre uso del tiempo y trabajo no remunerado. Medir el trabajo no remunerado (TnR) y el Uso del Tiempo (UdT): Visibilizar la contribución de las mujeres a la economía y a la sociedad, México, D.F.

4. Mapa 2014 de las Mujeres en Política, lanzado por la Unión Interparlamentaria (UIP) y ONU Mujeres. http://www.ipu.org/pdf/publications/wmnmap14_sp.pdf.

5. Basado en la revisión hecha por el Grupo de Trabajo de Naciones Unidas para la Agenda de Desarrollo Post 2015 a las contribuciones de la agenda de los ODM en cuanto a su capacidad de fomentar el desarrollo: Lecciones aprendidas para la Agenda de Desarrollo Post 2015 (Nueva York, 2012); disponible en: https://www.un.org/millenniumgoals/. Para ver las evaluaciones del progreso desigual hacia los ODM, consultar el Informe sobre los Objetivos del Desarrollo del Milenio 2011 (publicación de las Naciones Unidas, No E.11.I.10).

6. Organización Mundial de la Salud. Global and Regional Estimates of Violence against Women. Para información individual a nivel de país, ver la recopilación completa de datos disponible en: ONU Mujeres. Violence against Women Prevalence Data: Surveys by Country. 2012. Ver: https://www.unwomen.org/es/what-we-do/ending-violence-against-women/facts-and-figures

7. Nussbaum M. “Capacidades humanas y justicia social” En: Jorge Reichmann (ed.) Necesitar, desear, vivir.Madrid: Los Libros de la Catarata. 1998.

8. Discurso presentado por la Secretaria General Adjunta y Directora Ejecutiva de ONU Mujeres durante la ceremonia de inauguración de ONU Mujeres, celebrada en el Salón de la Asamblea General en la Sede de la ONU el 24 de febrero de 2011.

9. Ver Preparativos para el quincuagésimo noveno período de sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (2015).