“La Catrina nos iguala a todas”: la fuerza creativa detrás de la Mega Procesión
Entrevista con Jessica Esquivias, la mujer que convirtió una idea en una celebración de arte, tradición y comunidad.
Fecha:
Jessica Esquivias, La Mega Catrina, en las oficinas de ONU Mujeres México
Foto: ONU Mujeres /IsaíBalcázar
Hace más de una década, Jessica Esquivias Rodríguez, presidenta de la Asociación Nacional de Artistas Mega Body Paint México A.C. y productora general de la Mega Procesión de las Catrinas, buscaba adornos para la escuela de su hija cuando descubrió que los comercios estaban repletos de calabazas y fantasmas, pero casi no había rastros del tradicional Día de Muertos mexicano. “Me di a la tarea de ir a buscar, obviamente en el supermercado, en el tianguis, en el mercado, etc., y todo lo que encontré era de Halloween”, recuerda. De esa frustración nació una idea que pronto se transformó en una de las expresiones culturales más multitudinarias y significativas de la Ciudad de México.
La primera edición tuvo lugar el 26 de octubre de 2014. “Creímos que íbamos a ser 200 o 300 personas y terminamos en 1,600 la primera Mega Procesión”, cuenta. Lo que comenzó con un grupo de maquillistas, fotógrafos y modelos dispuestos a reivindicar las tradiciones mexicanas frente a la influencia del Halloween se convirtió, con los años, en un fenómeno social, cultural y artístico que combina identidad, memoria y comunidad.
Foto: ONU Mujeres/Ismael Jiménez
En 2025, la Mega Procesión alcanzó una nueva dimensión con la participación de ONU Mujeres, a través de la iniciativa “Catrinas por la Igualdad”, en el marco de las conmemoraciones por los 80 años de las Naciones Unidas y los 30 años de la Plataforma de Acción de Beijing, el plan más visionario para garantizar la igualdad de derechos de todas las mujeres y las niñas.
La Catrina como punto de encuentro entre arte y comunidad
Cada octubre, miles de personas recorren las calles de la Ciudad de México desde el Ángel de la Independencia hasta el Zócalo capitalino, en un desfile que rinde homenaje a la Catrina, figura icónica del arte popular mexicano. Entre trajes elaborados, maquillajes minuciosos y contingentes temáticos, el recorrido es una celebración de la vida en todas sus formas. “En México, algo que siempre decimos en la Mega Procesión de las Catrinas, es que nos reímos de la muerte porque celebramos la vida”, dice Esquivias.
Foto: ONU Mujeres/Ismael Jiménez
Con el paso de los años, la Mega Procesión se ha consolidado como una de las celebraciones más emblemáticas del Día de Muertos, reuniendo a más de 15 mil personas participantes encatrinadas y alrededor de dos millones de espectadores, además de millones de visualizaciones en redes sociales. La edición de 2025, en la que participó ONU Mujeres, reafirmó su papel como una tradición contemporánea y un punto de encuentro donde el arte, la memoria y el activismo se entrelazan.
El arte como camino de empoderamiento y expresión
Detrás de esa energía colectiva hay una convicción personal. “Yo soy sobreviviente de violencia familiar y creo que para mí la parte de empoderar a nuestras niñas y nuestros jóvenes es primordial. Dar herramientas a las mujeres para el autoempleo, para el sustento de sus hogares, es muy importante, y eso es parte fundamental de la Mega Procesión de las Catrinas”. La iniciativa, que comenzó como un homenaje cultural, se transformó también en una plataforma de empoderamiento para mujeres que encuentran en el maquillaje, la fotografía y la producción artística una oportunidad de independencia económica y expresión creativa.
Foto: ONU Mujeres/Ismael Jiménez
Bajo esa mirada, la figura de la Catrina adquiere un nuevo significado. “Para mí, la Catrina es esta muerte democrática, totalmente y 100% igualitaria. No hay distinción. El día de la Mega Procesión todas somos Catrinas y Catrines (…) somos todos iguales”. En su sencillez, esa definición condensa el espíritu igualitario que impregna el evento.
A través de “Catrinas por la Igualdad”, ONU Mujeres tendió puentes entre tradición y derechos, mostrando cómo el arte y la identidad mexicana pueden inspirar mensajes universales sobre igualdad, paz y desarrollo sostenible. En palabras de Esquivias, “el mundo debe saber que la Catrina representa esta igualdad que todos queremos en algún momento”.
La fuerza colectiva de una tradición viva
La Mega Procesión es también un espacio de encuentro para colectivos diversos que encuentran en la Catrina un símbolo común de identidad y expresión. “Dentro de los contingentes más emblemáticos está el de Familias Unidas, que son madres buscadoras justamente que están dentro de la Mega Procesión”, relata Esquivias. A su lado desfilan agrupaciones como las Catrinas Exóticas, que representan a la comunidad LGBTIQ+, o las Catrinas Pet Friendly, dedicadas a promover el respeto hacia los animales. Cada contingente aporta su propia causa, su voz y su color, haciendo de la procesión un mosaico ciudadano.
Foto: ONU Mujeres/Dzilam Méndez
En la parte final de la conversación, Jessica Esquivias reflexiona sobre el espíritu de la Mega Procesión. “Algo que Jessica Esquivias o ‘La Mega Catrina’ le podría decir a nuestras niñas, jóvenes y mujeres adultas es que no dejen de soñar. Fui una niña rebelde, indomable, y ahora entiendo que todo eso tenía un porqué”, afirma. Luego agrega una frase que se ha vuelto casi una consigna entre quienes la escuchan: “No es que ‘las mujeres calladitas nos vemos más bonitas’, sino todo lo contrario. Hablando y alzando la voz llegamos a lugares donde no habíamos pensado llegar. Que jamás se callen, que nadie las silencie y que sigan soñando para cumplir sus sueños”.
La historia de Jessica Esquivias, La Mega Catrina, encarna la fuerza de una tradición que se reinterpreta desde las mujeres. En su rostro pintado, y en el de miles que la acompañan cada año, la igualdad no es una consigna: es una forma de celebrar la vida.