"Logro desbloqueado": la historia de Elisa Reyes y su emprendimiento artesanal

  • El cambio personal y profesional que impulsó su crecimiento.

  • API, clave para fortalecer el trabajo en equipo y delegar responsabilidades.

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Elisa Reyes en su taller artesanal con el equipo de ONU Mujeres México

Elisa Reyes en su taller con el equipo de ONU Mujeres México / Foto: ONU Mujeres México

En el vasto y colorido mundo de las artesanías mexicanas, historias como la de Elisa Reyes resuenan como símbolos de perseverancia, dedicación y superación. A través de su participación en el programa Avancemos por la Igualdad (API), impulsado por ONU Mujeres México, Elisa ha logrado transformar su taller artesanal en un referente de crecimiento, no solo dentro de México, sino también hacia mercados internacionales.

La historia de Elisa se desarrolla dentro de un marco más amplio de esfuerzos internacionales por empoderar a las mujeres. En 1995, la Plataforma de Acción de Beijing, adoptada durante la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, estableció un programa visionario para promover la igualdad de género en doce esferas clave: la a mujer y la pobreza, educación y capacitación de la mujer, la mujer y la salud, la violencia contra la mujer, la mujer y los conflictos armados, la mujer y la economía, la mujer en el ejercicio del poder y la adopción de decisiones, mecanismos institucionales para el adelanto de la mujer, los derechos humanos de la mujer, la mujer y los medios de difusión, la mujer y el medio ambiente, además de la niña.

Desde entonces, iniciativas como API se han convertido en mecanismos concretos para traducir esa visión en cambios reales, especialmente en contextos locales donde las mujeres enfrentan barreras múltiples.

Originaria de San Antonio de la Cal, en el estado de Oaxaca, Elisa Reyes, con 29 años, se ha destacado en la creación de piezas de hojalata, una tradición que ha decidido conservar y llevar más allá de las fronteras. Su historia comenzó cuando, junto a su socio Manuel Martínez, emprendieron la creación de su propio taller artesanal, Artesanías las mariposas, con el sueño de preservar esta herencia artesanal oaxaqueña y llevarla al mundo.

“El reto más grande no fue solo la producción, sino también cómo lograr que nuestras piezas llegaran a destinos internacionales. A veces, las dificultades no solo son de producción, sino de logística”, comenta Elisa.

 

API impulsó un cambio profundo

La participación de Elisa en API ha sido un catalizador para su crecimiento personal y profesional. La estructura del programa no solo le brindó conocimientos prácticos en áreas clave como costos de productos y marketing digital, también le enseñó a ser un agente de cambio en su entorno.

“API me enseñó a delegar responsabilidades, algo que antes me costaba mucho. Aprendí que un negocio no crece solo si el líder carga todo el peso. La confianza en mi equipo y en mi socio fue clave para el avance”, comenta Elisa, mientras reflexiona sobre la transformación que ha vivido a lo largo de su participación en el programa.

 

Elisa Reyes mostrando una artesanía de hojalata

Elisa Reyes / Foto: ONU Mujeres México

“El mayor reto fue aplicar los conocimientos adquiridos en el taller. A veces es difícil, porque entender algo en teoría no es lo mismo que implementarlo. Pero ver los resultados, como el aumento de nuestras ventas y la mejora de la organización, ha sido increíble. Y lo mejor de todo, hemos logrado construir un equipo sólido, algo que no imaginábamos al principio”, explica.

La dimensión económica del empoderamiento femenino, como la que promueve API, es una de las prioridades establecidas por la Plataforma de Beijing. Programas que combinan herramientas técnicas con desarrollo humano reflejan ese espíritu y contribuyen a cerrar brechas estructurales de género. En ese sentido, el trabajo de Elisa no solo beneficia a su taller, sino también a su comunidad, que encuentra en su historia un ejemplo de posibilidad.

 

El impacto emocional

Lo que más destacó Elisa del programa API fue el acompañamiento emocional que recibieron. “No solo se enfocaron en las herramientas técnicas, sino en cómo abrazar nuestras emociones como emprendedores. Aprender a gestionar el estrés, la frustración y las alegrías que llegan con cada logro ha sido fundamental para disfrutar del proceso”, añade.

“El acompañamiento emocional fue fundamental para disfrutar los logros, grandes y pequeños. Aprender a gestionar las emociones de estrés y frustración, pero también las de alegría y orgullo, me ha permitido disfrutar más cada paso que damos”, asegura Elisa

Este enfoque emocional ha sido esencial para Elisa y para su equipo de trabajo. “Cuando nuestro cliente nos agradece por las piezas, cuando nos cuentan cómo les cambió el día, esos momentos de alegría son los que nos motivan a seguir adelante”, afirma con orgullo.

 

El reto de exportar a Corea del Sur

Elisa recuerda uno de los momentos más significativos en su experiencia de exportación: el envío de sus piezas a Corea del Sur. “Fue un desafío, porque la logística para este país es completamente diferente. No solo tuvimos que adaptarnos a nuevas paqueterías, sino que también la dirección y los requisitos de exportación eran únicos”, relata. A pesar de los obstáculos, el esfuerzo valió la pena. “Cuando finalmente conseguimos enviar el paquete, y el cliente nos avisó que llegó bien, fue como un ‘logro desbloqueado’ en un juego. Nos sentimos muy satisfechos”, comparte Elisa con una sonrisa.

Artesanías de hojalata en el taller de Elisa Reyes, beneficiaria del programa API
Artesanías de hojalata en el taller de Elisa Reyes, beneficiaria del programa API

Trabajo artesanal del taller de Elisa Reyes / Foto: ONU Mujeres México

Aunque otros países ya estaban en su radar, Corea del Sur representó un reto más grande debido a los complejos procedimientos y regulaciones para importar productos. “La dirección, las paqueterías, la forma en que se manejan las exportaciones en Corea... todo fue un proceso complicado, pero al final valió la pena”, agrega.

 

Un futuro brillante y ambicioso

Mirando al futuro, Elisa y su equipo tienen la vista puesta en expandir aún más sus horizontes. Han logrado cubrir gran parte del territorio nacional, pero su sueño es llegar a más rincones del mundo, llevando la belleza de la hojalata mexicana a nuevos mercados.

“Queremos ser un referente en la artesanía oaxaqueña y, a través de API, hemos aprendido que todo es posible. Queremos que los jóvenes de nuestra comunidad se enamoren de nuestra tradición y vean en las artesanías una oportunidad de futuro”, expresa Elisa con un entusiasmo contagioso.

 

“¡Anímense! Arriesguen y apuesten por sus sueños”

A las mujeres que aún no conocen el programa API, Elisa les lanza un mensaje claro: “¡Anímense! Arriesguen y apuesten por sus sueños. El proceso no es fácil, pero los resultados son maravillosos. API ha sido un programa completo, que no solo me ayudó a fortalecer mi negocio, sino que también me enseñó a creer más en mí misma, en mi equipo y en nuestras metas”.

La recomendación de Elisa para aquellas mujeres que buscan mejorar sus emprendimientos es clara: “La disciplina, el amor por lo que haces y el esfuerzo constante te darán los resultados que esperas. API no solo te proporciona conocimientos, sino también una red de apoyo emocional que es fundamental en este viaje”.

La historia de Elisa Reyes es un testimonio inspirador de cómo la formación adecuada y el acompañamiento emocional pueden transformar un emprendimiento, y cómo, al mismo tiempo, pueden generar un impacto positivo en la vida de las mujeres. Su trayecto, además, confirma que el legado de la Plataforma de Acción de Beijing sigue más vigente que nunca para transformar el mundo.

El equipo de ONU Mujeres México visitó el taller artesanal de Elisa Reyes para conocer de cerca su historia y los avances de su emprendimiento en el marco de su participación en el programa API.