Palabras de Ana Güezmes en el Encuentro Internacional Mujeres en la Economía del Conocimiento y la Innovación

Palabras inaugurales de Ana Güezmes, Representante de ONU Mujeres en México

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Ana Güezmes en la inauguración del Encuentro Internacional Mujeres en la Economía del Conocimiento y la Innovación (Foto: ONU Mujeres/Diana Romero)
Ana Güezmes, Representante de ONU Mujeres México, en la inauguración del Encuentro Internacional Mujeres en la Economía del Conocimiento y la Innovación (Foto: ONU Mujeres/Diana Romero)

Es con mucha emoción que llego hoy a Mérida para rendir tributo a las mujeres pioneras que hace cien años realizaron el primer Congreso Feminista en este mismo lugar en enero del 1916. Agradezco al Gobernador de Yucatán, Rolando Zapata Bello, su cálida bienvenida y su liderazgo al presidir la Comisión de Igualdad de Género de la CONAGO.

Felicito a Lorena Cruz, Presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres INMUJERES, que con su rectoría en el Proigualdad envía un claro mensaje de la centralidad que tiene la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres para el desarrollo sostenible en México. Sin duda, el tiempo de la igualdad sustantiva es ahora, por lo que hago extensivo el saludo a todos los mecanismos para el avance de las mujeres en México. Hoy, en el primer día naranja del año, unimos nuestra voz y acción para poner fin a la violencia hacia las mujeres y las niñas. La mejor manera de contrarrestar la violencia de género es prevenirla tratando sus orígenes y causas estructurales.

Sin duda la igualdad de género y la eliminación de la violencia contra las mujeres y las niñas involucra a los tres poderes del Estado; por eso expreso mi reconocimiento a las y los Representantes de los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Y de manera especial saludo al Ministro Luis María Aguilar Morales, Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, institución que con su liderazgo se ha unido a la Campaña HeForShe con el firme compromiso de avanzar hacia la paridad en la carrera judicial.

Esta es la generación de la democracia paritaria. Renovar la agenda feminista, significa innovar y acelerar el ritmo hacia la igualdad, por eso es que nos convoca e inspira el liderazgo de la Secretaria de Relaciones Exteriores, Claudia Ruiz Massieu, principal impulsora de este Encuentro que es innovador en dos sentidos: primero, en su formato, porque abre diálogos que sin duda serán muy productivos entre los sectores gubernamental, privado y la sociedad civil, entre mujeres y hombres, convocando a varias generaciones; y segundo, porque se enfoca en una dimensión central para las mujeres poco discutida e impulsada: el empoderamiento económico a través de la innovación, la competitividad y el desarrollo del capital humano con el conocimiento.

Saludo a representantes de los sectores políticos, privado, social y académico de México; a representantes de las mujeres organizadas en sus diversas expresiones, a las mujeres y hombres feministas. Amigas y amigos de la prensa que nos acompañan; Nuria Sanz, Representante de la UNESCO:

Cien años atrás, las mujeres de Yucatán dieron un paso histórico en el largo camino hacia la igualdad. Tengo la sospecha de que esas valientes pioneras mirarían al mundo de hoy con una mezcla de orgullo y desilusión. Se han dado progresos notables, ya que en el siglo pasado tuvo lugar una ampliación sin precedentes de los derechos jurídicos de las mujeres y del acceso masivo a la educación. Ciertamente, se puede afirmar que el avance de los derechos de las mujeres es una de las revoluciones sociales más profundas que se hayan visto en el mundo.

Cien años atrás, sólo en dos países las mujeres podían votar. Hoy, ese derecho es prácticamente universal, y las mujeres ahora son elegidas para conducir gobiernos en cada uno de los continentes. Las mujeres, además, ocupan cargos directivos en profesiones que antes estaban prohibidas para ellas, como la medicina o las modernas ingenierías. Muchos países crearon instituciones dedicadas para la igualdad de género. Muchos convirtieron la violencia contra las mujeres en un delito. Hoy son ya 189 países que han ratificado la CEDAW.

Todas éstas son buenas noticias

Sin embargo, pese a los progresos alcanzados en el último siglo, las esperanzas de igualdad real, en los hechos, están lejos de verse realizadas.

Las cifras globales evidencian cuanto falta por hacer:

  • Hoy solo una de cada cinco parlamentarios es mujer
  • Al presente ritmo de progreso se necesitarán 80 años para que las mujeres obtengan la paridad en el empleo
  • Al menos una de cada tres mujeres en el mundo sufre violencia por razones de género
  • A nivel mundial, sólo la mitad de las mujeres forma parte de la fuerza laboral, en comparación con las tres cuartas partes de los hombres.
  • A nivel mundial las mujeres cobran en promedio, un 24% menos que los hombres
  • En todos los países que cuentan con encuestas de uso del tiempo, se evidencia que las mujeres realizan entre dos y cinco veces más trabajo de cuidados y doméstico no remunerado que los hombres, lo que les limita sus oportunidades educativas y laborales

El cambio está ocurriendo, pero requerimos que sea más rápido. Crear un mundo con mayor igualdad para las generaciones futuras es el reto más decisivo y urgente de este siglo. Hoy la evidencia es clara: los países con mayores niveles de igualdad de género presentan un mayor crecimiento económico; las empresas con más mujeres en sus juntas directivas son más rentables. Reconozco en México un enorme talento, liderazgo y empuje hacia la paridad en todos los sectores. 

ONU Mujeres presentó hace unos meses el informe emblema: El progreso de las mujeres en el mundo 2015-2016: Transformar las economías para realizar los derechos. El informe pone de relieve cómo las economías han fallado en garantizarles a las mujeres su empoderamiento y el pleno ejercicio de sus derechos económicos y sociales, tanto en países ricos como en países pobres. En el informe, ONU Mujeres presenta la visión de una economía mundial en que las mujeres tengan acceso igualitario a los recursos productivos como el empleo de calidad, el crédito, la tecnología o la propiedad; a la protección social, incluyendo servicios de cuidado, y que también les garantice ingresos suficientes para lograr un nivel de vida adecuado.

Una economía sostenible e inclusiva fomenta el crecimiento con beneficios para todas y para todos. No perjudica el medio ambiente, y utiliza recursos de manera sensata para que sigan estando disponibles para las generaciones venideras. Para muchas personas, el empleo es el punto de entrada al bienestar económico. En una economía inclusiva, el trabajo decente significa un salario digno, seguridad en el puesto de trabajo y protección contra la discriminación.

Este Encuentro, sin duda, parte del reconocimiento de que la economía y la sociedad basada en el conocimiento, es aquella que cuenta con capital humano calificado y con un uso intensivo del conocimiento en la producción. Vivimos en un mundo donde el conocimiento adquiere cada vez mayor centralidad en los procesos productivos y en la vida social. Hoy en día la principal fuente de riqueza y el motor del crecimiento económico son las ideas y la innovación. La educación y la ciencia son el pasaporte para el futuro. Su impulso debe guiarnos a un mejor porvenir. Y no podemos olvidar que la innovación a menudo se da en la intersección entre la ciencia y la economía. Felicito a Rebeca Grynspan, Secretaria General Iberoamericana, primera mujer en esta responsabilidad, que insiste en que "hay que dar más recursos a la ciencia, la tecnología y la innovación", así como asegurar el acceso a una educación masiva y de calidad, y a la movilidad académica como llave de la integración y la amistad entre nuestros países.

A diferencia de hace 100 años, las mujeres han accedido a la educación en todos los niveles. Sin embargo están mucho menos representadas en la investigación científica, la tecnología, las ingenierías. El predominio de mujeres en la etapa de formación universitaria se invierte en los niveles iniciales de la profesión, y la presencia de mujeres se reduce notoriamente a medida que se va ascendiendo de nivel. La tasa de retención de mujeres desciende a medida que se avanza en el proceso de formación y desarrollo de la carrera de investigación, principalmente por las tensiones entre trabajo y familia que vivimos las mujeres. Esto se ha descrito en la literatura como el fenómeno de leaky pipeline. En cada momento de transición de un nivel educacional o profesional al otro se pierden más mujeres que hombres. Persiste la segregación horizontal referida a la distribución desigual de hombres y mujeres en las diferentes disciplinas científicas y sectores de la economía y la segregación vertical que se refiere a la desigual posición de mujeres y hombres en la toma de decisiones; es decir, llegamos cada vez más pero nos enfrentamos a techos de cristal que nos limitan escalar a los niveles más altos.

Hoy lanzamos con ustedes la campaña HeForShe, movimiento solidario en favor de la igualdad de género, desarrollado por ONU Mujeres, para implicar a hombres de todas las edades y procedencias como defensores y agentes del cambio, a fin de hacer realidad los derechos de las mujeres y las niñas y lograr la igualdad de género. Ésta no es sólo un asunto de mujeres, sino un imperativo que nos afecta a todos y a todas. Si alcanzamos la igualdad, tanto mujeres como hombres nos veremos beneficiados social, política y económicamente. Más de un millón de hombres en el mundo son HeForShe. En México, 17,000 hombres ya se han unido a este movimiento, pero queremos sumar 55 millones de mexicanos a este compromiso. Saludo a Rick Goings, uno de los 10 líderes empresariales comprometidos con HeForShe, y que ha alcanzado resultados impresionantes en un año de compromiso.

Amigos y amigas, México tiene la oportunidad de ser protagonista del cambio cultural más universalmente demandado: la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres. Estoy convencida de que si todas y todos trabajamos juntos: gobiernos, congresos, organizaciones de la sociedad civil, el sistema de las Naciones Unidas, empresas, escuelas, y hombres y mujeres que se movilizan a través de los nuevos movimientos solidarios, seremos capaces de lograr un mundo más igualitario —un Planeta 50-50— en el que las mujeres y las niñas podrán vivir sin violencia.

El tiempo de la igualdad, del desarrollo sostenible  y la democracia paritaria es ahora. Gracias